sábado, 7 de diciembre de 2013

Como sanar un corazón roto para "Dummies"

Cuando uno termina una relación generalmente alguien dice esta frase, o algo parecido: "Terminamos, esto acaba aquí y ahora". Para que esta afirmación fuera realidad necesitaríamos un aparato que borrara la memoria y otro que desvaneciera sentimientos.  Aunque así lo parezca, una relación amorosa no acaba en el momento en que se "rompe" dicha relación; si fue realmente significativa cuando ésta termina es solo el comienzo del camino para sanar un corazón roto.

En lo personal, ayer logré cerrar emocionalmente uno de los capítulos amorosos más dolorosos de mi vida. Pero lograr esto me llevó varios años.  Al analizar este proceso me di cuenta que no fue muy diferente a las etapas del duelo, y también noté que muchas personas sufren de largos procesos para superar un desamor, especialmente cuando fueron heridos por la infidelidad u otras circunstancias dolorosas.

Quiero compartir con ustedes cómo pasé cada una de estas etapas y tal vez ustedes puedan sentirse identificados.

1. NEGACIÓN. 
Si lo vemos desde el punto de vista de negar que la relación acabó, esa etapa no fue tan larga para mí, ya que lo que me sucedió fue "gota a gota" no algo traumático como una infidelidad o parecido; haciendo más fácil la asimilación.  Pero sí hubo una negación larga y enorme en mi responsabilidad en cuanto a lo sucedido en la relación.  Uno tiene la tendencia en este punto de culpar al otro sin poder ver sus propios errores, y es cuando nos victimizamos, exageramos, y comenzamos a asignar culpas a diestra y siniestra.
Esta es la etapa del típico "Ella me orilló a hacer lo que hice", o del "Yo lo di todo por él y mira cómo me paga". 
 Eso no quiere decir que a veces sí sea cierto que no es nuestra culpa, pero generalmente cuando acaba una relación es cosa de dos, en mayor o menor grado nuestros actos, palabras o actitudes hacen que se pierda el desequilibrio en una relación, llevándonos a nosotros o a nuestras parejas a tomar decisiones incorrectas.
También aquí podríamos intentar hacer de todo para que la otra persona vuelva a nosotros, poniendo en peligro nuestra autoestima y tomando decisiones impulsivas de las que podríamos arrepentirnos más adelante.
¿Cuál es la mejor forma de salir de esta etapa? Cuando tenemos la capacidad de analizar con madurez nuestra relación y lo que llevó a la ruptura, podríamos hacer cambios, aceptar responsabilidades, y sanar heridas; y es en este punto en que muchas personas logran arreglar sus diferencias, vuelven a intentarlo y tienen una relación exitosa de allí en adelante.  Pero enfrentémoslo, esa no es la regla, es la excepción. Pocas personas he visto que con tanto dolor dentro pueden asumir responsabilidades.  Así que en este punto lo ideal es tratar de ver nuestros errores objetivamente, y si el dolor no lo permite al menos tratar de mantener la calma y no hacer más daño del que ya se ha hecho.  
En este punto es muy útil acercarse a alguien imparcial, en quien confiemos, que pueda escucharnos y guiarnos a poner nuestra situación en perspectiva.  Debemos evitar aquellas amistades que nos incitan y nos impulsan a victimizarnos aún más.  Lo más peligroso es que el mal manejo de esta etapa provee el combustible necesario para entrar con toda la energía a la desastrosa siguiente etapa. 

2. IRA. 
Esta es la etapa en la que más tonterías cometemos y de la que más nos arrepentimos después. La psicóloga Jennifer Kromberg la describe muy bien: "El enojo puede manifestarse de muchas maneras diferentes. Por ejemplo, ira hacia el ex (‘¿Cómo pudo hacerme esto a mí?’ ‘¿Por qué no puede dejar de ser tan egoísta?’”), ira contra Dios o el universo (“¿Por qué me pasa esto a mi? ¿Tengo una maldición?”), ira hacia personas o situaciones asociadas a la ruptura (contra otra mujer, la pérdida de su trabajo, los cambios), e ira contra personas que no están de acuerdo contigo (“¿Puedes creer que ellos todavía quieren ser amigos de él después de lo que me hizo?”)."

Yo he vivido y visto de todo: indirectas y directas en muros de facebook, twitter y cualquier otra red social, llamadas telefónicas amenazadoras, palabras hirientes y llenas de reclamos, desprestigio, empezar otra relación solo para provocar celos, mensajes de texto, llamadas desesperadas, visitas vergonzosas, mentiras, gritos, etc.  No les voy a decir cuál de estas apliqué yo en mi relación porque me daría mucha pena, pero fueron varias... y el que no haya hecho al menos una de estas en su vida, que levante la mano porque me gustaría conocerlo, seguro no viene de este planeta.  
Como seres humanos somos muy impulsivos cuando nos domina la ira, especialmente si está bien fundamentada en el despecho y el dolor. 
El no pasar esta etapa es casi imposible, todos en algún grado sentimos el dolor y deseo de ir a ponerle un buen golpe a quién nos ha hecho daño.  Si no sabemos controlarnos, lo hacemos; y si nos controlamos terminamos con un gran sentimiento de impotencia.
La clave en este etapa es el famoso "alto, piensa y actúa".  El estar conscientes de nuestro enojo nos permitirá controlar los impulsos que tengamos.  Como "alto" podemos poner a nuestra conciencia que nos habla, ese sentimiento de que lo que haremos no está bien; y si no somos tan disciplinados como para obedecer a nuestra conciencia entonces ese amigo imparcial nos puede ayudar a darnos cuenta de que lo que haremos nos dañará a nosotros y a la otra persona.  Otra vez, alejémonos de aquellos que nos incitan y hasta ofrecen ayudarnos a tomar venganza... les prometo que son los primeros que salen corriendo a la hora de asumir responsabilidades.  Si no tienes a quién acercarte confía en mí y mi experiencia: antes de hacer alguna de las cosas antes mencionadas (o cualquier otra que te dicte tu imaginación) por favor para y no la hagas. Luego piensa si esto tendrá consecuencias, no sólo físicas sino también emocionales.  Aunque al principio estos comportamientos dan satisfacción, a largo plazo sólo acarrean vergüenzas y arrepentimientos que pudieron haberse evitado.  Finalmente, actúa o no actúes; es tu decisión.  Actuar también podría significar retroceder, encerrarte con llave en tu cuarto si es necesario y que se lleven la llave hasta que ya te hayas calmado.  
Como último consejo: la ira puede canalizarse de otras formas, ocúpate en algo que te guste, haz algo que siempre has querido hacer, inicia un proyecto, visita personas que no has visto en algún tiempo, trabaja en tu espirtualidad, aprende a tejer si quieres... pero una mente ocupada es una mente sana, libre de locura.

3. NEGOCIACIÓN. 
En esta etapa negociamos la posibilidad de volver o de enmendar heridas; pero las personas lo enfrentan desde diferentes perspectivas.
Están aquellos que quieren volver con su pareja y hacen lo imposible por regresar.  Pueden negociar cambios de actitud, dejar vicios, otras relaciones, etc. con tal de volver a tener la relación que desean. En lo personal la viví más desde el punto de vista del reflejo de la etapa anterior.  En mi etapa de la ira hice tantas cosas desesperadas que luego que la pasé, me sentía muy pero muy mal.  Mi único deseo y esperanza era enmendar los sentimientos y las heridas no con el fin de volver, sino de calmar mi conciencia. Pero es aquí donde te das cuenta que lo que se hizo no tiene vuelta atrás, por eso debemos tener conciencia de la etapa de la ira para evitar estos sentimientos tortuosos.
Lo más importante de esta etapa es cuidar nuestra autoestima.  Debemos estar conscientes que es posible que la otra persona no desee volver o no está en la disposición de perdonarnos, así que tenemos que recordar que valemos y que el fin de una relación no es el fin del mundo.  
Este es un excelente momento para acercarse al ser Supremo, de la forma en que lo concibamos. El tener a quién acudir en los momentos en los que tenemos que aceptar que no hay vuelta atrás y que hay cosas que no se pueden enmendar; nos da paz y la esperanza de que hay un plan preparado para nosotros más allá de nuestro entendimiento. 

4. DEPRESIÓN.
Esta es una de las etapas más difíciles.  En este es cuando regresan los recuerdos hermosos y crecen los "hubiera". La licenciada Kromberg hace referencia a las conductas que solemos tener: "Durante esta etapa es normal sentirse cansado, querer desconectarse de la gente, estar solo, llorar y pensar mucho, tener problemas para dormir o dormir demasiado, perder el apetito o comer en exceso, aumentar el consumo de drogas o alcohol, y experimentar sentimientos de desesperanza."
Yo pasé mucho tiempo en esta etapa aunque de forma pasiva.  A ver, les explico: aunque soy una persona muy alegre que sabe manejar sus emociones y que pocas veces las muestra, por las noches y en los momentos de soledad me dolía pensar mucho en los errores que había cometido, en lo que pude haber hecho diferente y la seguridad que tenía de que no podría hacer nada al respecto.
En mi vida el papel de Dios fue importante, al recordarme mi origen divino y la esperanza del perdón; pero no el perdón de la otra persona sino el perdonarme a mí misma y poder seguir adelante.  También la compañía de buenas amigas que me escucharon sin juzgarme y que me ayudaron a reconocer mis cualidades me hizo mucho bien.  Así que el consejo está más que implícito: acérquense al Ser supremo y busquen la compañía de personas que las conozcan y las apoyen llenándolas de pensamientos positivos. 
En este punto hay que evitar las canciones que traen recuerdos, leer de nuevo todas las cartas, visitar los lugares que evocan sentimientos dolorosos, etc. Háganlo una vez como una forma de despedida, pero luego borren esa canción de su reproductor de música, tomen un camino diferente para no pasar frente a ese restaurante.  Y verán que con el tiempo cuando la herida haya sanado, podrán repetir todas esas cosas ya sin sentir dolor, solo nostalgia sana, de la que no duele sino que trae alegría por el recuerdo de los buenos tiempos.
Sin embargo esta etapa no es del todo mala, este dolor generalmente nos lleva a reconocer nuestra responsabilidad y hacernos conscientes de las cosas en las que fallamos, y esta interiorización es quizás lo más importante en el proceso de sanación de una ruptura, porque no sólo nos ayuda a superar esta etapa sino a hacernos conciencia y no cometer los mismos errores en futuras relaciones.


5. ACEPTACIÓN.
Esta es la etapa que todos deseamos alcanzar, la que creemos que nunca llegará. El aceptar no tiene sólo que ver con comprender que una relación ha terminado, porque esto puede suceder en cualquiera de las otras etapas. Como bien dice la licenciada Kromberg, esta etapa nos lleva a “hacer las paces con la pérdida”. La aceptación tiene que ver con el perdón, el entender que hay ciertas cosas que no pueden cambiar, sino que estamos listos para dejar ir los sentimientos de dolor y concentrarnos en seguir adelante con nuestras vidas. 
En esta etapa es bueno reconstruir relaciones con nosotros mismos, conociéndonos mejor, dándonos tiempo para cuidarnos y consentirnos; pero también podemos intentar que la otra persona sepa que hemos sanado y que estamos dispuestos a perdonar y perdonarnos. Por supuesto, esto lo debemos hacer de forma humilde y sincera, sin el más mínimo sentimiento de reclamo y negativismo.
Esta fue para mí quizás la parte más liberadora.  Pasé semanas pensando cómo decirlo, pero al fin me decidí y pude expresar lo que sentía en cuanto a mi responsabilidad en la ruptura, y el expresar una sincera disculpa por dicha responsabilidad y el ofrecer el perdón tanto a él como a mí misma me cambió la vida.  No tengo idea de lo que él piense al respecto y no necesito saberlo.  Estas son aquellas cosas que dices y haces sin esperar una reacción o una respuesta.  Es algo liberador.

Algunas relaciones terminan de mejor manera que otras, otras tienen heridas más profundas, por lo que no todos pasamos por estas etapas de la misma forma, pero sólo el hecho de estar conscientes nos ayuda a pasarlas mejor, dejando menos efectos secundarios en el camino. 

Al fin, siento que el luto se acabó. Si pudiera regresar el tiempo, posiblemente afrontaría cada una de las etapas de forma más madura y sin herirlo y herirme tanto como lo hice, pero lo importante es que puedo decir "prueba superada" y comenzar de nuevo cuando la vida me presente la oportunidad.  Lo más hermoso es que este proceso me enseñó mucho sobre mí y me ayudó a crecer y madurar.  Muestra de ello es el sentimiento de querer compartirlo con ustedes.

Ahora, ¿quieres saber si ya lo superaste y estás listo para continuar? Entonces analízate a luz de estas afirmaciones:

  • Ya no te afanas en que la otra persona cambie, aceptaste que es como es y eso no afecta tu vida
  • Puedes recordar sin dolor.  Sientes nostalgia, pero no hay resentimiento.
  • No sientes una necesidad imperante y punzante de empezar otra relación.  Puedes estar solo y eres feliz.
  • Puedes volver tranquilamente a las rutinas y actividades que te gustan pero que te recordaban esa relación.
  • Puedes conversar con otros de esa relación sin hablar mal de tu ex. 
  • Ya no sientes la necesidad de contactar a tu ex para tratar de arreglar la situación entre ustedes (podrías querer contactarlo para saber cómo está pero sin falsas esperanzas)
  • Puedes ver claramente cuáles fueron tus errores y estás consciente del daño que estas causaron en la relación
  • No revisas compulsivamente el perfil de tu ex en facebook, twitter o similar
  • Puedes aceptar que tu ex está en una relación y eso no te provoca depresión inmediata
Si hay uno o varios puntos de estos con los que aún te identificas podrías estar todavía en alguna de las etapas anteriores.  Así que a trabajar por salir de una vez y por todas de esa relación que no te deja seguir con tu hermosa vida.


Y si te preguntas si yo estoy lista para empezar de nuevo... ¡más que lista!


miércoles, 23 de octubre de 2013

Reflexiones sobre la actitud (De la teoría a la práctica)

Hoy sucedieron algunas cosas que me hicieron reflexionar sobre mi actitud...

  • ¿Qué pasaría si en lugar de tratar de entender por qué la gente actúa de cierta manera me dedico a descubrir qué pude haber hecho yo que causó dicha conducta en el otro?
  • ¿Y si en lugar de justificar mis conductas y juzgar a otros me doy una vuelta por mi interior para ver qué puedo mejorar?
  • ¿Cómo reconstruir relaciones deterioradas por el tiempo y por los malos entendidos, las suposiciones y las habladurías para poder convivir en paz con quienes te rodean?
  • ¿Cómo bajar tu energía creativa y proactiva para no sobresalir tanto que opaques a otros que también tienen talentos extraordinarios?
  • ¿Y si en lugar de buscar el perdón me enfocara en buscar entender y nunca ofender?
  • ¿Cómo ganar de nuevo la confianza de quienes por cualquier razón ya no confían en ti?

Por supuesto que lo más fácil es ignorar todas estas preguntas y seguir adelante. Pero no se crece de esa manera. Y no es que uno le tenga que caer bien a todo el mundo, pero quisiera llegar a un punto en mi vida en el que ninguna de mis acciones causara dolor a otros, al menos a propósito. He allí el desequilibrio emocional entre conocer la teoría y el verdaderamente ponerla en práctica. Esto es difícil.

miércoles, 14 de agosto de 2013

FRENTE AL ESPEJO

Hoy me vi en el espejo y por primera vez en mucho tiempo me amé completa.

Me amé gordita, porque es muestra de que aún en los momentos difíciles Dios me bendijo con abundancia.

Amé mis pies cansados y un poco agrietados, porque dan testimonio de que el trabajo nunca ha faltado.


Amé mis arrugas alrededor de la boca, porque demuestran que en el camino recorrido he sonreído demasiado.


Amé mis brazos que me recordaron los amigos que me han llenado de abrazos de alegría y de consuelo.


Amé mis varias canas, que atestiguan las pruebas que he vivido pero que me han hecho más fuerte.


Amé mis cicatrices, especialmente la que dejó la huella del milagro que me permite ser madre.


Amé mis ojos, porque pude ver reflejada el alma de mi familia y el maravilloso legado que me heredaron.


Me vi respirar y amé mi vida, porque supe sin duda que soy una hija de Dios, que Él me ama como soy y por un momento pude verme como Él me ve... y ¡Cuánto me amé!

viernes, 10 de mayo de 2013

La verdadera belleza

La belleza no está directamente relacionada con el peso. Qué los hombres prefieran a las mujeres delgadas es un hecho, es algo cultural; las mujeres rompemos un poco más esa regla, aunque no tanto como deberíamos. 
La realidad es que cuando tienes una relación estable te das cuenta que la belleza que hace que esa relación dure es la interna, que una buena figura o una cara hermosa se olvida fácilmente si está acompañada de malos sentimientos o malos tratos. La nobleza, la caridad, la ternura, el amor genuino y los buenos sentimientos se reflejan; y enamoran: permanentemente.
Este no es una publicación a favor de los gorditos lindos como yo, como podría suponerse, sino un llamado para buscar la verdadera belleza en los demás, y prestarle menos atención a lo superficial.
Desafortunadamente, para mí esa es una lección aprendida un poco tarde en la vida.

sábado, 7 de enero de 2012

Respuestas prohibidas durante una entrevista de trabajo...

Como es principio de año y en esta época se acostumbra buscar trabajo, le comparto estas respuestas prohibidas durante una entrevista de trabajo (para reir y para reflexionar):
  • Do you speak English?: Yes I "am", Sir (léase con acento inglés)
  • ¿Cuáles son sus habilidades?: Sé jugar billar muy bien
  • ¿Puede presentarse a trabajar mañana? Yo creo que sí, sólo tengo que consultarlo con mi mamá (abuelita o esposa también cuentan)
  • Hábleme de sus estudios universitarios: Estudié periodismo un año, luego me pasé a literatura un semestre, después decidí que mejor seguía arquitectura y estudié otro semestre más.  El año pasado estudié un año de leyes y ahora estoy recibiendo un curso de tarjetas navideñas.
  • ¿Cuál es su peor defecto? Soy muy perfeccionista (por alguna razón la gente cree que ese defecto es el que suena más bonito)
  • ¿Por qué dejó su último empleo? Porque no me dejaban hacer las cosas como a mí me gustaban
  • ¿Cuáles son sus aspiraciones laborales en esta empresa? Llegar al puesto que tiene usted
  • ¿Tiene alguna pregunta? Sí, ¿cuándo puedo empezar a tomar vacaciones?
  • ¿Cómo lo describiría su último jefe? Antes de contestarle, ¿lo va a llamar para confirmar mi respuesta?
  • ¿Qué le gustaba más de su último empleo? De seguro no era mi jefa, ¡la muy inconsciente me despidió!
  • ¿Qué piensa del acoso sexual en el trabajo? Que algunas mujeres se lo toman muy en serio ¿no cree mamaíta?
  • ¿Por qué quiere trabajar con nosotros? Porque no he logrado que me contraten en ningún otro lado
  • ¿Por qué deberíamos contratarlo? Necesito el dinero para pagar mis deudas de juego
  • ¿Cómo demostraría usted su lealtad a esta empresa? Me tatuaría el logo de la empresa en el brazo
  • ¿Cómo están sus relaciones interpersonales en el trabajo? Siempre y cuando no me fastidien, todo está bien
Algunas de estas respuestas pueden parecer graciosas pero en su mayoría son verdaderas.  Aquí les dejo unos tips para no fallar durante una entrevista de trabajo.
  1. Llega a tiempo.  No importa si vayas en carro, bus o caminando, calcula tu tiempo para llegar 45 minutos o una hora antes.  Si algo sucede, es casi seguro que llegarás a tiempo, y si todo sale bien tendrás tiempo para relajarte y pensar un poco más en lo que contestarás. Si definitivamente vas a llegar tarde, llama a tu entrevistador y discúlpate dando la razón del retraso.
  2. Enfoca tus respuestas de forma positiva.  No es lo mismo decir "no me gustaba mi trabajo anterior porque no veía un buen futuro con ellos" que decir "habían muchas cosas que me gustaban de mi trabajo, sin embargo no me ofrecían oportunidades de crecimiento".
  3. Averigua todo lo que puedas sobre la empresa donde te entrevistarán.  El saber esto te hará responder de mejor manera a preguntas como por qué te gustaría trabajar en esa empresa.
  4. Piensa de antemano lo que contestarás si te preguntan por tus metas a corto y largo plazo.  Los empleadores generalmente esperan respuestas relacionadas al puesto de trabajo o tu vida profesional, no cosas como "llegar a ser un jugador de fútbol profesional" - a menos que estés solicitando entrar a un equipo de fútbol, por supuesto.
  5. Si tu empleador te pregunta por tus fortalezas, discute dos o tres de ellas (reales, es decir cosas que  ya eres, no que quisieras llegar a ser) y da ejemplos de cómo esas fortalezas te han ayudado en tus otros empleos.
  6. Si te preguntan sobre tus debilidades, sé honesto (pero no demasiado) y habla de una de tus debilidades explicando cuál es la estrategia que estás utilizando para mejorar en ese aspecto.  Por ejemplo, una de mis debilidades es que soy muy impulsiva, regularmente cometo errores por hacer las cosas rápido.  Mi estrategia es siempre chequear dos o tres veces todo lo que hago para evitar los errores. 
  7. No mientas. Especialmente ten cuidado con respuestas como "Yo dupliqué las ventas del año en mi empresa" La mayoría de veces, si no es que todas, la compañía se pondrá en contacto con tus antiguos empleadores y ellos hablarán la verdad sobre tí.  Además si no sabes la respuesta a alguna de las preguntas, admite no saberla y dí que puedes buscar una respuesta o solución si se te permite (por ejemplo si tendrás una segunda entrevista).
  8. Sé tú mismo, pero mantén el control de tus emociones. Una amiga me contaba de una persona que lloró durante una entrevista de trabajo, haciendo de ésta una situación muy incómoda.  Lo mismo se aplica a las bromas pesadas, sarcasmo y arrogancia.  

Hola 2012, ¡hagamos un trato!



Con tanta publicidad que invita a comenzar un nuevo año lleno de metas y esperanzas, yo decidí hacer un serio examen de conciencia para determinar si había o no cumplido mis metas del 2011.  Así que como era de esperarse, el primero de enero no lo hice (porque dormí todo el día, como todo el mundo); pero el segundo día del año me decidí a meditar en el lugar en el que puedo conversar conmigo misma y tengo suficiente tiempo para hacerlo... el tráfico de regreso a casa.

Entonces empecé la conversación conmigo misma, después de prometerme no mentirme, poner excusas, u olvidar lo conveniente.  Me hablé a calzón quitado.  Lo primero que hice fue tratar de recordar las metas.  Decidí calificarme de 1 al 10 incluyendo los aspectos de esfuerzo, constancia y logro de la meta.  Así que empecé. Leer un libro al mes: 7 puntos, jugar más con mi hija: 6 puntos, comer más sano: 5 puntos, leer más mis escrituras: 4 puntos, ser más ordenada: 3 puntos, escribir en mi blog: 2 puntos, hacer ejercicio: menos 3 puntos (Ja!)... y creo que allí voy a parar la cosa porque la idea no es avergonzarme en público.   El punto es que después de terminar de analizarme me dieron ganas de parar el carro frente a una iglesia y bajar a confesarme.

Después de un rato de pensar sinceramente las razones por las que no cumplí con la mayoría de mis metas, me di cuenta de que el problema no estaba realmente en las metas, ni en el tiempo, sino en mi actitud.  No importa las metas que me proponga en mi vida, nunca voy a alcanzarlas si no ajusto mi actitud y algunos malos hábitos que todavía tengo y que son parte de mi bagaje familiar, cultural y para que negarlo, que también he adquirido por mérito propio.

Así que hice un trato con el 2012.  Primero, por si las dudas, le pedí que por favor no sea el año del fin del mundo porque todavía tengo mucho por vivir... otra vez, sólo por si las dudas. Y para que él sea bueno conmigo, yo le propuse que mis metas no serían las mismas de siempre.  Basta de querer bajar de peso, ver menos televisión, o buscar cómo ganar más dinero; este año me propondré metas de "actitud". Eso es, ¡ACTITUD! En el 2013 me pondré las metas que no pude lograr el año pasado, pero éste me preocuparé por cambiar algunas cosas que me han impedido lograr lo que me he propuesto en mi vida.  Lucharé contra esos "demonios internos" y les daré batalla con uñas y dientes.

Así que contra todo buen juicio quiero compartir algunas de estas metas con ustedes, con la esperanza de que se sientan identificados con alguna de ellas y quizás hasta se sientan inspirados a acompañarme en mi cometido.

Meta 1: ADIÓS ETIQUETAS.  Ya basta de juzgar para mí. Las etiquetas que ponemos a las personas son muy dañinas (a mí me han dañado) y para qué voy a negarlo, yo he puesto muchas etiquetas durante mi vida.  Si no saben a lo que me refiero, es como ponerle una etiqueta al cuello a alguien por sus acciones, muchas veces por una primera impresión o por una actitud que se repite constantemente - la chismosa, el resentido social, la que no habla, el enojado, etc. Este año quito las etiquetas que he puesto y me propongo no poner ninguna a nadie, mucho menos a mí misma.  En lugar de ello, haré lo posible por acercarme más a las personas para conocerlas, entenderlas y aceptarlas como son.

Meta 2: NO ME TOMARÉ NADA COMO PERSONAL. Está comprobado que la gente pierde demasiado de su tiempo resolviendo conflictos inventados por ellos mismos.  Resulta que cuando pensamos mal de alguna situación o de alguien - por ejemplo, que alguien te vio mal, que no te quiere hablar, que lo hizo a propósito, que no le caes bien, que te quiere perjudicar, etc. - nos equivocamos el 80% del tiempo.  Es decir, que sólo el 20% de las veces estamos en lo correcto.  Así que este año decido no tomarme nada personal y pensar que todo lo que "siento" que los demás hacen en contra mía NO es a propósito y que seguramente algo les está pasando que provoca dicha actitud, y así me aseguro que el 80% de las veces estaré en lo correcto. El otro 20, pues lo resolveré utilizando la meta 1.

Meta 3: NO PROCRASTINARÉ.  No, eso no está relacionado con ninguna función biológica del cuerpo humano.  Procrastinar es, según la santa Wikipedia: "la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse y que pueden generar incomodidad, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes y agradables".  En buen chapín se llama "hechar la hueva". Me declaro un tanto culpable. Sin duda tanto en mi vida laboral como personal necesito salir de mi zona de confort y hacer lo que debo, cuando debo y hacerlo mejor de lo que lo hago ahora.  No es que no me dedique, o no haga nada... pero sí puedo hacerlo mucho mejor; y si hasta ahora me ha ido bastante bien procrastinando un poquito, no puedo ni imaginarme cómo me irá si doy todo de mí y más... ¡el cielo es el límite!

Meta 4: ME VOLVERÉ UNA OPTIMISTA INTELIGENTE.  Este término lo acabo de aprender y es más que perfecto para esta meta. Ya basta del "NO PUEDO" (que me lleva a no arriesgarme) y también del "¡SÍ! PAN COMIDO" (por el que luego no termino lo que empiezo, o no me va tan bien como esperaba porque no estaba tan fácil). Ahora seré optimista en lo que emprenda, pero de una forma inteligente meditaré en mis desafíos y oportunidades, tomaré riesgos pensados, buscaré soluciones viables y realistas y perseguiré mis sueños dando todo de mí misma y al mismo tiempo estando consciente de mis puntos débiles y mis fortalezas. Y quizás lo más importante: SIEMPRE, pero SIEMPRE buscaré el lado positivo de cualquier situación desafiante en la que me encuentre.

Meta 5: HARÉ EL BIEN SIN ESPERAR NADA A CAMBIO. En general, me gusta servir a los demás.  Que los esté sirviendo bien, no estoy segura.  Este año quiero ponerme la meta de estar más consciente de las necesidades de los que me rodean y ser más empática. Ayudaré desinteresadamente a quién lo necesite y buscaré oportunidades para hacerlo sin esperar a que me pidan ayuda. Qué esta meta tiene el riesgo de que alguien se aproveche de mí, por supuesto, pero para ese tipo de pensamientos está la meta 2.

Meta 6: DISFRUTARÉ LA VIDA COMO VENGA. Reiré más, lloraré cuando lo necesite, buscaré la belleza en las cosas sencillas de la vida, disfrutaré de la naturaleza, seré de nuevo una niña al lado de mi hija y mis alumnos, disfrutaré a mis amigos, diré a mis seres queridos cuánto los aprecio, veré los problemas como oportunidades para crecer, no me preocuparé más de lo necesario por mi apariencia pero sí haré lo posible por sentirme bella tanto por dentro como por fuera, haré cosas nuevas, disfrutaré de las cosas que me gustan, leeré lo que desee, expresaré mis sentimientos, contaré mis bendiciones y agradeceré por ellas, me amaré más para poder amar mejor a los demás, me preocuparé menos de lo que piensan los otros y me reinventaré cuando así lo sienta necesario. En pocas palabra, seré más feliz.

Dicen que para que una meta se cumpla ésta se debe escribir y compartir; así que habiendo cumplido con ambos requisitos, todo apunta a que me irá bastante bien.  Yo estoy más que dispuesta y con el típico entusiasmo de inicio de año. Sin duda, el 2012 está más que complacido con el trato que hemos hecho, así que yo espero lo mejor de él... además, tengo el presentimiento de que valdrá la pena, cambiará mi vida, y cuando éste se acabe hasta lo voy a extrañar.

sábado, 18 de junio de 2011

La Discreción: Una decisión personal

Rosita y las Joyas (basado en una historia real)

- "No puedo creerlo - pensó Laura mientras caminaba hacia su escritorio - el muy hipócrita acaba de pararse la semana pasada ante todos los empleados y se jactó de sus altos valores morales y de la importancia de la familia"
- "¿Por qué esa cara, Laura?" -le dijo Carmen al encontrársela de frente en el pasillo.
- "Nada -respondió ella- son cosas que uno piensa y que a veces es mejor no decirlas"
- "Al contrario -presionó Carmen- uno necesita desahogarse, hacer catársis.  Puedes confiar en mí, pero eso tú  ya lo sabes"
- "No sé, lo voy a pensar.  Nos vemos a la hora de almuerzo y allí te cuento"

Carmen, como cosa rara, salió cinco minutos antes de su hora de almuerzo para que Laura no se sentara con nadie más y la dejara con la curiosidad.
- "Laurita, ya te compré el almuerzo" -la llamó Carmen.
- "Gracias Carmen. Te voy a contar lo que sucedió si me prometes no contarle a nadie"
- "Por supuesto, Laura, palabra de niña exploradora" -prometió Carmen
- "Está bien, ya no aguanto con esto yo sola -dijo Laura con un aire de desahogo- Fíjate que fui a dejar unos cheques al escritorio de don Luis Mejía, el Gerente General y encontré una notita medio escodida en su escritorio.  Era de Rosita su secretaria... Permíteme, Carmen, ahora regreso, voy a ir por un poco de salsa"
- "No, Laura, cómete la mía y sigue contándome, ¿qué decía la nota?"
- "Ay Carmencita, ya me está entrando la duda si contarte o no... pero voy a confiar en tí -continuó Laura un poco desconfiada- Pues la nota decía: 'Nos vemos en la joyería, gracias por pensar en mí'. Yo estoy segura de que andan juntos, ¿no crees?".
- "Tienes razón, si no por qué le compraría joyas -dijo Carmen con los ojos abiertos del asombro- Y quien lo miraba tan santito."
- "Por favor Carmen, no le digas a nadie, estoy confiando en ti, recuérdalo." Laura se veía nerviosa, algo le decía que no debió haber compartido esa información con Carmen.
- "No te preocupes, Laura.  Ya te dije que soy una tumba."

Esa misma tarde, Carmen llamó a su gran amiga Ana en Sistemas y le contó lo sucedido.  Por supuesto le rogó que no le contara a nadie, que solo necesitaba desahogarse y le agregó que de seguro y era un collar de perlas, porque ella se había dado cuenta que a Rosita le gustaban las perlas.
Indignada, Ana se lo dijo a María en Contabilidad, agregando su propio comentario de que cómo era posible que don Luis no le había querido aumentar el sueldo a ella pero sí tenía dinero para andar comprándole joyas a su secretaria.
María a su vez le contó a doña Magda de la cafetería, quién se lo comentó a la mitad de los empleados que almorzaron allí ese día, incluyendo a Nancy, la secretaria del Gerente de Recursos Humanos.
Nancy pensó que era necesario comentárselo a su jefe quién a su vez lo escaló a la Junta Directiva de la empresa. Al enterarse de esto, enviaron a alguien a revisar el escritorio de don Luis y allí encontraron la notita de Rosita.

Al día siguiente Rosita fue llamada a una reunión con el Gerente de Recursos Humanos y sin mayor explicación este le agradeció por su trabajo, ya que siempre había sido una excelente trabajadora, y la despidió.  Por más que lo pensaba y lo reflexionaba, Rosita no pudo pensar en ninguna situación que pudiera causar su despido.

Luego, al llegar don Luis a la oficina, la Junta Directiva lo estaba esperando para hablar con él.  Siendo una empresa familiar todos estaban muy preocupados por la imagen de la empresa pero habían decidido darle una oportunidad a don Luis con la salvedad de que tenía que terminar su relación con Rosita.
Al entrar a la sala de reuniones, todos lo veían con caras serias.  Le pidieron que se sentara y le pusieron frente a él la notita de Rosita.  A pesar de que el papel se veía arrugado por tanta manipulación, el mensaje se leía claramente: "Lo espero en la joyería.  Gracias por pensar en mí.  Rosita".  Don Luis intuyó inmediatamente lo que venía a continuación y pacientemente escuchó lo que cada uno de los miembros de la junta le dijo.  Al final le pidieron dar su version de los hechos y don Luis sacó de su bolsillo la copia de una nota de entrega de la joyería y la puso sobre la mesa.  Esta decía: "Nota de entrega de joyería para la Señora Cintia de Mejía.  Entregar el día de mañana a las 4 PM en su casa de habitación.  Incluir el siguiente mensaje en la tarjeta del regalo: Para el amor de mi vida.  Gracias por estos hermosos 15 años de matrimonio.  Te amaré siempre.  Tu esposo, Luis." 
Luis no tuvo que aclarar nada, Rosita lo había ayudado a escoger el regalo de aniversario para su esposa y en la nota solo estaba agradeciéndole por permitirle ayudarle.

La historia de Rosita es más común de lo que podríamos imaginar.  Muchas personas han sido perjudicadas por la lengua de otras, ya sea que las situaciones sean ciertas o solo meras suposiciones, es más, muchos de nosotros hemos sido víctimas de personas indiscretas y chismosas.  

La discreción es sinónimo de prudencia y reserva.  Este es un valor que va de la mano con la confidencialidad y la integridad. Se reconoce en el mundo de los negocios como un valor de empleados de confianza y de alto nivel ético.

Ahora viene la parte difícil, el ver honestamente como está nuestro nivel de discresión.  Hagamos un auto-análisis: ¿cuándo fue la última vez que se me confió o descubrí información confidencial o delicada? ¿Me guardé dicha información solo para mí o la compartí con por lo menos una persona? ¿Si el asunto que descubrí me incomodaba, abordé a la persona directamente antes de comentarlo con alguien más? ¿Si  me pararan frente a todos los empleados de la empresa, podría decir honestamente que nunca he revelado información confidencial o hablado de cualquier situación de algún otro empleado que requiriera de mi discreción? ¿Me atrevería a preguntar a todos si soy considerada una persona de confianza?

Y el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.  Yo no podría tirarla. Cada uno de nosotros ha sentido el deseo de compartir algo confidencial y posiblemente lo ha hecho, pero no me dejarán mentir que el sentimiento que viene después de hablar con alguien del asunto es incómodo y molesto.  Esto es porque la información de carácter confidencial es tan delicada que podría afectar permanentemente la vida de una persona o la situación de una empresa.

Cuidemos lo que decimos.  El cerebro es muy rápido, pero parece que la lengua es aún más rápida y tendemos a utilizarla sin pensar en las consecuencias.  La próxima vez que vayamos a decir algo confidencial o hablar de la situación delicada de otra persona detengámonos un momento y preguntémonos si perjudicaremos a alguien al compartir la información,  si la estamos diciendo solo para quitarnos la 'espinita' y pensemos seriamente en cuáles serán las consecuencias de nuestras palabras.

Cada uno de  nosotros puede hacer la diferencia.  Si nos guardamos para nosotros la información delicada y no participamos en las pláticas que incluyen dicha información ayudaremos a mantener un ambiente agradable en el trabajo y a disminuir los malos entendidos y las situaciones como la que le sucedió a Rosita.

Nota sobre la historia de Rosita: 
Rosita es ahora una Gerente de Recursos Humanos muy exitosa.  Laura sigue en el mismo puesto que cuando Rosita se fue de la empresa.  Don Luis sigue felizmente casado y es ahora parte de la Junta Directiva de la empresa.