miércoles, 6 de abril de 2011

El Edicto de Cambio de Nombre - Una parábola de la importancia del Auto-análisis

- Buenas tardes, Licenciado
- Pase adelante Señora, en qué le puedo servir
- Pues... La verdad es que me da un poco de pena
- No tenga pena, cuénteme que puedo hacer por usted
- Pues me quisiera cambiar el nombre
- Está bien, y cómo se llama usted
- Findurina Pérez Casajas
- Muy bien, Señora ¿y por qué quiere cambiarse el nombre?  ¿Acaso se lo pusieron mal en la partida de nacimiento? porque antes ese era un error muy común
- Nooooo, Licenciado, para nada. Así quiso siempre que yo me llamara mi santa madre que en paz descanse, igual como se llamaba mi abuela
- Entonces, ¿por qué quiere cambiarse el nombre?
- Ay Licenciado, ¿Y tengo que decirle?
- Claro, Señora.  Tiene que quedar registrado
- Bueno, pues la verdad... mmm... Lo que pasa es que yo siento que mi nombre no me permite ser exitosa.  Yo siento que cuando voy a pedir trabajo la gente se ríe y hasta me mira feo cuando me llaman: "Findurina Pérez, pase a entrevista".  Además, en los trabajos que he tenido siempre me despiden disque porque yo no me esfuerzo, pero yo siempre he creído que es porque mi nombre no les gusta
- ¿Y qué le hace pensar eso?
- No sé, pero sin duda cuando me cambie el nombre me van a ver con más respeto
- A ver, ¿y cómo quiere llamarse?
- Pues no estoy tan segura todavía.  Yo había pensado algo así como Madona Pieriz, o talvez Drew Castejón.  No sé, algo más poderoso. ¿Usted qué piensa?
- No Señora, eso lo tiene que decidir usted, yo prefiero no opinar en esos asuntos, por aquello de la ética profesional.  Entonces, dígame para preparar el edicto y hacerle la cuenta
- Dejémoslo en "Katerin Zeta Pier".  Ese nombre suena bonito.  Así seguro que me consigo un mejor trabajo y me suben de puesto pronto...

Luego el siguiente domingo aparece en el periódico oficial el siguiente edicto:
EDICTO DE CAMBIO DE NOMBRE:
"La Señora Findurina Pérez Casajas se presentó ante mí solicitando el cambio de nombre a Katerin Zeta Pier, por lo que hago pública su solicitud para los fines legales."

La nueva y estrenada Katy, como le gustaba que la llamaran, se fue a buscar trabajo.  Como cosa del destino, encontró uno más rápido de lo que esperaba.  Parecía que lo del nombre estaba funcionando. 
Desafortunadamente, sólo unos meses después debido a sus irresponsabilidades, constantes descuidos, llegadas tarde, negativismo, chismes y otros cuantos defectillos, recibió una inesperada (al menos para ella) carta de despido:
"Señora Katerin Zeta Pier, luego de un análisis exhaustivo y de pedirle su colaboración sin obtener ningún buen resultado, hemos determinado que usted no tiene los requisitos que buscamos para el puesto que desempeña y  vamos a tener que dejarla ir.  Por favor acérquese a Recursos Humanos donde ya le tenemos listo el cheque de liquidación a su elegante nombre."

Katy no podía creerlo.  Tal vez había escogido el nombre equivocado.

Mi doña Findu, o más bien dicho doña Katy,  más que un cambio de nombre, usted lo que necesitaba era un cambio de actitud.  Hubiera sido más provechoso que usted reflexionara en aquellas cosas por las que no encuentra un trabajo con facilidad y por las que la despiden con tanta frecuencia, en lugar de echarle la culpa al nombre que tan orgullosamente le heredó su abuela.  Si usted hubiera hecho esto, el edicto en el periódico -y el resultado más adelante- hubieran sido diferentes:

EDICTO DE CAMBIO DE ACTITUD:
"La Señora Findurina Pérez Casajas se presentó ante mí solicitando el cambio de actitud de 'mediocre, negativa, impuntual, descuidada' a 'proactiva, positiva, puntual, dedicada' por lo que hago públicas sus intenciones para el exitoso futuro de la Señora".



(De mi blog http://yahoralosdeclaroempleoyempleado.blogspot.com)

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